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24 diciembre 2013

Un "cuento" de Navidad




Parece leyenda, pero es Historia. En la nochebuena de 1944, en plena II Guerra Mundial, tres soldados americanos, uno de ellos herido, perdieron el contacto con su unidad en la batalla de las Árdenas, y quedaron aislados en el bosque de Hurtgen, en la frontera germanobelga. No conocían la zona, no sabían hacia dónde se dirigían, estaba nevando y una espesa niebla apenas les dejaba ver un palmo más allá de las puntas de sus botas. El frío era un lobo predador. Después de pasar varias horas deambulando por el lugar, divisaron una cabaña perdida en la nada blanca que les rodeaba, pero de cuya chimenea brotaba una pacífica columna de humo que en esas circunstancias no podía resultarles nada menos que acogedor. Los soldados sabían que tenían pocas opciones. Si pasaban la noche a la intemperie no llegarían vivos al amanecer. Si llamaban a la puerta de aquella casa, podrían ser capturados por los alemanes... O no. La idea de calentarse junto a una chimenea durante al menos unos minutos les pareció lo suficientemente atractiva como para correr el riesgo.

En la casa vivía una mujer alemana, Elisabeth Vincken, con su hijo de doce años, Fritz. El esposo de Elisabeth servía como cocinero en las fuerzas del Tercer Reich y su hijo mayor había muerto en la Batalla de Estalingrado. Los tres americanos preguntaron a Elisabeth si podían pasar allí la noche. La mujer les invitó a entrar y los sentó a su mesa. Estaba haciendo una cura al soldado herido cuando, de pronto, cuatro soldados alemanes golpearon bruscamente en la puerta, ella les abrió y entraron con las armas en ristre exigiendo que se les entregara a los que ya consideraban sus prisioneros... Pero Elisabeth no era mujer que se arredrara fácilmente, era una mujer curtida en otras mil batallas vitales y vio a aquellos jóvenes como lo que parecían, un grupo de niños furibundos peleándose por tener la razón en un juego sangriento. Ella ya había perdido a un hijo en aquella locura y, quizás, pensó en las madres de todos aquellos chicos, casi todos de la misma edad que el suyo, que pretendían convertir su casa en un pequeño campo de batalla.

Elisabeth se interpuso entre los dos grupos de enemigos y dijo unas frases dirigidas al grupo alemán que ya forman parte de la Historia: "Ellos -dijo señalando a los americanos- podrían ser mis hijos, como podríais serlo vosotros. Ellos, como vosotros, están hambrientos y cansados. Si queréis compartir nuestra cena, sois bienvenidos. Pero nadie matará a nadie en mi casa en Nochebuena". Y tal fue la fuerza y la convicción con que aquella brava mujer dijo estas palabras, que los soldados alemanes, que realmente estaban desfallecidos de hambre, cansancio y frío, aceptaron la invitación a sentarse a la mesa con sus "enemigos", con el pequeño Fritz y con la intrépida anfitriona que preparó para todos ellos una humilde pero especialísima cena de Navidad, a riesgo de ser acusada de traición y fusilada por dar cobijo a los aliados.

¿Qué ocurrió? Acabaron cantando villancicos todos juntos y, a la mañana siguiente, los soldados alemanes indicaron a los americanos cómo llegar hasta su unidad y les desearon "buena suerte".

Mucho tiempo después, en 1996, Fritz Vincken, el hijo de aquella mujer extraordinaria, viajó a Maryland para encontrarse con Ralph Blank, el soldado americano herido que cenó con ellos en la inolvidable nochebuena de 1944... El encuentro fue, como supondréis, conmovedor.

"Tu madre me salvó la vida", le dijo Ralph Blank.



Parece leyenda, pero es Historia. La Navidad tiene la virtud de despertar algo que -por desgracia- permanece dormido el resto del año para la mayoría de nosotros; esa convicción atávica, llegada de no se sabe dónde, que nos insta a ser un poco mejor con el otro, aunque sólo sea unos días, una pulsión extraña, en contra incluso de nuestra naturaleza "animal" que, por desginios de la selección natural, nos empuja a eliminar a quienes nos estorban.

Muchos piensan que la Navidad es la "época de los hipócritas", porque somos "buenos" solamente durante un par de semanas... ¿Y eso qué importa? ¿No es mejor ser buenos dos semanas, que no serlo nunca? Por eso celebramos ciertos días especiales, porque no nos comportamos de la manera correcta durante todo el año y debemos establecer un punto de atención. Por eso celebramos el Día del Niño, el Día de la Mujer, el Día de la Tercera Edad, para advertirnos a nosotros mismos y a la sociedad entera que hay una causa justa por la que seguir luchando pacíficamente, para recordarnos algo que está "mal" y hay que solucionarlo. El hecho de que el día después del Día del Niño sigan muriendo miles de criaturas de hambre en todo el mundo, ¿convierte la celebración de ese día en una efemérides hipócrita? La Navidad es el único día del año que nos recuerda que estamos aquí para hacer algo por los otros, para echar un cable, dentro de las posibilidades de cada cual, para advertirnos de que, o nos ayudamos unos a otros, o la nave se hundirá con todos nosotros a bordo. No hay otra salida. La Navidad pone de manifiesto nuestra verdadera naturaleza solidaria y espiritual.

¿Que los grandes almacenes se aprovechan de todo esto? Pues sí, toda lucha tiene su daño colateral :-)

Ojalá, algún día, ni la Navidad, ni el Día del Niño, ni el de la Mujer, etc. sean ya necesarios. Será un síntoma esperanzador de que ya nada ni nadie deberá recordarnos lo evidente.

Pero, mientras ese momento llega, os deseo, de todo corazón (sin hipocresías :-)), que paséis unas navidades llenas de armonía, luz, esperanza y todo aquello que necesitéis. Y que el próximo año sea mucho mejor.



Feliz Nochebuena.
Un abrazo a todos.
Ana


9 comentarios:

★MaRiBeL★ dijo...

…....... /)
……... ( , )
….….|░░░|
……..|░░░|☆ Merry _(♥)_
…..@|░░░|¸.¤“˜¨Christmas.
.¨˜“¤|░░ഐ¤ª@“˜¨¨Happy
…¨˜“გª¤.¸::¸.¤ª☆“˜¨¨New Year.
…¤¸*¸.¤ª“˜@¨¨¨***2014****.
*♥*.

Con un fuerte abrazo con olor y sabor a Navidad.... ★MaRiBeL★

Margarita dijo...

Qué hermosa historia, Ana!No la conocía, gracias por compartirla. Creo que viene muy bien en estos tiempos, en todos, pero en estos especialmente. Las guerras sacan lo peor y lo mejor de las personas, eso se dice, lástima que tengamos que esperar a pruebas así de duras, estar casi en el límite para sacar lo mejor. Ojalá aprendamos de historias así y demos un giro a el mundo tal como lo conocemos, sino, igual el mundo nos va a "girar" a nosotros.

Te deseo lo mejor, sobre todo salud a raudales, y que pases una Feliz Navidad junto a tus seres queridos.

Un beso,

Margarita

Lola dijo...

Buenos noches¡¡ Ana

Te deseo una FELIZ NAVIDAD

Un abrazo en la distancia pero cercanía de los corazones.

- “Celebrar la Navidad nos convierte en mejores personas pues nos demuestra que al compartir con los demás recibimos mucha felicidad.”

Maria José dijo...

La verdad nunca esta a destiempo Ana y el cuento (historia) ya lo había oído y me suena que incluso visto en una película o puede ser que en un reportaje. Comparto contigo lo de que siendo unas fiestas "hipócritas" y comerciales (como la gran mayoría), son un poco más que nada. Sin darnos cuentas nos obliga a la empatía, incluso a mirar dentro de nosotros mismos y darnos cuenta adonde hemos llegado y para qué. Es época de nostalgia sí, pero también de humanidad y AMOR. Amor hacia los otros, hacia los amigos y conocidos, hacia tu familia y sobre todo hacia tí mismo.
No olvidar nunca quereros a vosotros mismos (no es egoísmo) es saber lo que puedes dar a los demás.
Un fuerte abrazo a todos, os deseo una larga y consciente buena vida.
Mª José

Sor.Cecilia Codina Masachs dijo...

Gracias Ana, una bella historia donde el amor se derrama.
Felices fiestas navideñas.
Un beso de ternura
Sor.Cecilia

MiLaGroS dijo...

Felices días Yo también tengo olvidado mi blog pero no a personas como tú Un beso

Diana de Méridor dijo...

Feliz año nuevo, madame!!

Bisous

Carmen dijo...

Acabo de aterrizar en tu blog y esta entrada me ha parecido conmovedora,narrada con mucha sensibilidad y con unas reflexiones con las que estoy totalmente de acuerdo. Me he quedado con ganas de seguir leyéndote. Un saludo.

Victoria dijo...

Este año como cada año, nuestro tren parara en alguna estación, depende de cada uno de nosotros dejar ir a la tristezas, miedos, frustraciones, malos momentos, desamor. Agradece a cada uno de ellos.. su compañía y sus enseñanzas, aunque hayan sido dolorosas, déjalos ir, déjalos bajar de este tren. Deseo que en esta parada, a tu tren suban miles de bendiciones, sueños alcanzables, amor, abundancia, fuerza y determinación para seguir tu viaje.
Hoy en mi vagón quedaran puestos desocupados y espero te sientes a mi lado para compartir junt@s este nuevo viaje. FELIZ NUEVO COMIENZO EN ESTE AÑO 2015!!!

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